La meditación no es un momento, es una forma de vida, porque es estar presente y vivir despierto.
Vivimos en un mundo que se encuentra basado, mayormente, en la imagen, en la forma, en lo material y, sobre todo, en lo exterior. El mensaje que recibimos del mundo exterior, siempre tiene que ver con darnos gusto a nosotros mismos. Los medios de comunicación, las redes sociales, últimamente y permanentemente, nos mandan mensajes de hedonismo, pero también mensajes un poco erróneos sobre lo que significa ser feliz, lo que significa tener. Generalmente, el tener está atado a lo material, a las cosas, a la ropa, a las joyas, a las propiedades inmuebles. Se nos vende la idea de que la felicidad está atada a tener capacidad económica para viajar, para estar en lugares increíbles y sofisticados. Se nos está vendiendo la idea errónea de que la felicidad tiene siempre que ver con el dinero; pero en realidad, si nosotros nos ponemos a mirar hacia dentro, nos vamos dando cuenta que, en realidad, la felicidad es otra cosa.
La felicidad, en general, tiene que ver con equilibrar lo espiritual y lo físico. Es el arte de vivir en una conciliación de lo espiritual y el mundo físico. No está mal ser felices con algunas cosas materiales, pero es mucho mejor si vivimos el día a día, basados en los valores, en aquellas cosas intangibles, que nos da mayor felicidad y más largo tiempo. Como, por ejemplo, el crecer en una familia en paz, el darles la oportunidad a los hijos de crecer sanos emocionalmente, el amar la naturaleza, el disfrutar de un paseo descalzos sobre el césped, en medio de la naturaleza, el poder respirar e inhalar y saber a lo que sabe y a lo que huele un campo recién llovido, cosas tan pequeñas que nos aportan felicidad, de verdad.
Es importante aprender a vivir despierto, no a vivir sonámbulo, solamente influenciado por un mundo material, sino, que tenemos que vivir abriendo bien los ojos hacia el mundo interior, porque solamente mirando hacia el mundo interior vamos a comprender, realmente, la verdad de nuestro ser, y la verdad de vivir en libertad. A veces somos presas de las redes sociales, presas del qué dirán, pero solamente cuando equilibramos lo espiritual, equilibramos también el arte de vivir desde el punto de vista físico. Es verdad, que muchos de nosotros, a veces, nos sentimos mejor viviendo en lo físico, pero creo que somos mejores si nos esforzamos para vivir en lo metafísico. Y solamente allí, atraeremos a personas y situaciones adecuadas para poder crecer, evolucionar, y de esa forma completarnos.
Me parece que nuestra esencia siempre está en permanente aprendizaje de lecciones, que le permitan desarrollarse en su máxima expresión, y para eso es importante vivir con los ojos abiertos, vivir despierto, pendiente y presentes en el día a día, y poner nuestra atención en los demás, no solamente en nosotros mismos.