14 de mayo de 2023
Los tiempos modernos han aportado grandes avances en varios aspectos. La ciencia y la tecnología quizás son los que más beneficios brindan a los seres humanos. Sin embargo, la modernidad también ha acentuado algunos problemas y creado otros, quizás debido a que los individuos, concentrados en las redes sociales y la vacuidad de la imagen, han ido perdiendo cualidades que hoy en día se están volviendo escazas: la empatía, la tolerancia y la compasión.
Ya no es novedad conocer de jóvenes que son acosados por sus compañeros en los colegios de forma cruel, a vista y paciencia de las autoridades que miran convenientemente a otro lado. Las peleas entre chicos y grandes en los recintos educativos tampoco son ajenas; y los abusos sexuales que se descubren, son perpetrados por funcionarios del mismo plantel que gozan de impunidad.
El bullying, es una realidad de la que poco se habla pero que tiene un lado oscuro porque está cobrando más víctimas. Se origina en los hogares con prácticas violentas, que sueltan niños maltratados a la convivencia social, que a su vez expresan su resentimiento en contra de sus compañeros más débiles. Así se inicia un círculo de violencia que empieza siendo pasiva y escala a niveles incontrolables.
Hace pocos días, la noticia del suicidio de un joven adolescente a causa del acoso que recibió de sus profesores se volvió viral. Escalofriante pensar ¿cuántos más están sufriendo lo mismo, y no denuncian? Los estudios demuestran que un niño o adolescente sometido sistemáticamente a bullying va perdiendo la autoestima y puede caer en una inmanejable depresión, Entonces, es urgente que se tomen medidas contra este fenómeno. Es responsabilidad de las instituciones educativas, pero también de la cartera de estado competente, y por supuesto de la sociedad en general. Educar niños empáticos producirá a la larga ciudadanos solidarios y pacíficos. De no hacerlo, el bullying puede transformarse en un problema de salud pública.